Tecámac en Guerra: La Fractura Interna de Morena que Desangra al Partido
En días recientes se ha desatado una fuerte crisis interna dentro de Morena en Tecámac, Estado de México, que ha desbordado las tensiones políticas al punto de generar confrontaciones públicas, empujones y una visible fractura entre líderes locales de ese partido político. Lo que debió ser un informe de gobierno municipal se transformó en un episodio de conflicto político que exhibe, ante la ciudadanía y medios locales, una división interna que preocupa tanto a simpatizantes como a críticos de Morena.
Lo anterior ocurre en un contexto de creciente descontento social y señalamientos sobre la gestión pública en varios municipios mexiquenses, lo que pone de manifiesto que los conflictos internos del partido en el poder están impactando su cohesión y percepción ante sus bases y la opinión pública.
El episodio central ocurrió durante el informe de labores de la alcaldesa de Tecámac, Rosa Yolanda Wong Romero, cuando la senadora Mariela Gutiérrez, acompañada de un grupo de simpatizantes, ingresó al recinto sin haber sido invitada, generando un ambiente tenso. Allí la senadora fue contenida por el equipo de gobierno local con apoyo del director de Gobierno municipal, desencadenando gritos, empujones y consignas en medio del acto oficial.
Lejos de destacar logros de gestión pública, el evento fue marcado por la fractura política interna. La propia gobernadora Delfina Gómez lanzó un llamado a la unidad y al respeto, que, aunque genérico, fue interpretado por algunos actores como dirigido a los líderes enfrentados, lo que indica la profunda división interna que vive actualmente Morena en este municipio.
La disputa incluye acusaciones cruzadas como despidos masivos —se habla de hasta 200 trabajadores— y la entrada de funcionarios ligados a otros partidos políticos, un hecho que ha sido rechazado en cabildo y que alimenta aún más la polarización interna.
Este conflicto no es un simple pleito partidista; tiene efectos directos en la percepción ciudadana sobre la gobernabilidad y la eficiencia del gobierno local. La tensión política ha desplazado la atención de problemáticas urgentes como la falta de servicios básicos, carencias en infraestructura y la inseguridad, entre otros asuntos que requieren respuestas concretas por parte de las autoridades municipales.
Además, este tipo de confrontaciones internas debilita la credibilidad de Morena en municipios clave del Estado de México en plena etapa de preparación rumbo a los procesos electorales del próximo año, lo cual podría abrir espacios a la oposición para capitalizar el malestar social.
A través de las redes sociales y medios locales se ha viralizado el video del momento de confrontación, mostrando a la senadora Gutiérrez con gritos y consignas, mientras que la alcaldesa y su equipo mantienen una actitud firme para contener la situación. La gobernadora Delfina Gómez, por su parte, ha insistido en la importancia de la unidad y el respeto entre los afiliados.
En paralelo, otros actores políticos han reaccionado al conflicto, enfatizando la necesidad de diálogo y de que las confrontaciones internas no perjudiquen la agenda pública ni el bienestar de la población.
Si esta fractura no se atiende de manera adecuada, podría llevar a una división más profunda dentro de Morena en el Estado de México, afectando la estrategia electoral de cara a 2026 y debilitando la estructura de apoyo del partido en municipios clave. Por otro lado, la oposición podría aprovechar esta situación para ganar terreno político en territorio tradicionalmente gobernado por Morena.
Analistas políticos consideran que este tipo de confrontaciones internas pueden tener efectos duraderos, generando desconfianza entre los ciudadanos que hoy observan cómo los conflictos partidistas parecen desplazar prioridades sociales urgentes.
La confrontación interna en Morena en Tecámac representa más que un conflicto político aislado; es un síntoma de tensiones más profundas que podrían tener repercusiones en la cohesión del partido y en su desempeño frente a la ciudadanía. El desafío para los líderes será canalizar estas tensiones hacia soluciones que no perjudiquen los intereses de la población ni la percepción de la eficiencia gubernamental.



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